miércoles, 17 de octubre de 2007

EL PROSELITISMO RELIGIOSO EN AMÉRICA LATINA

EL PROSELITISMO RELIGIOSO
EN AMÉRICA LATINA

¿Una derrota fatal o una señal de alarma para despertar?


Segunda Parte:

NUESTRA ESTRATEGIA

Llegar directamente a las masas católicas abandonadas
y hacer todo lo posible para sensibilizar al clero y a la vida consagrada.

Por el P. Flaviano Amatulli Valente, fmap



¿Qué podemos hacer ante la triste realidad de un pueblo católico, amenazado por el proselitismo religioso? ¿Quedarnos con los brazos cruzados, para no meternos en problemas con el señor cura? Muchos laicos, aunque se den cuenta de la situación y no estén de acuerdo en la manera de enfrentarla, se callan para tener un huesito en la organización parroquial y ser alguien ante la comunidad. Nosotros no estamos de acuerdo con esta manera de actuar.
La experiencia nos enseña que podemos y debemos hacer algo para enfrentar la problemática actual de la Iglesia, sin entrar en conflicto abierto con nuestros pastores, que en muchos casos se limitan a dejarnos hacer, convencidos de que para algo puede servir nuestro fervor apostólico. De hecho, donde se está trabajando en esta línea, por lo menos se ha logrado detener el avance de los grupos proselitistas y no han faltado personas que han regresado a la Iglesia católica.
En concreto, ¿cuál es nuestra postura ante esta realidad eclesial?

Revertir la situación
Estamos convencidos de que los grupos proselitistas, más que nada, para lograr un éxito tan grande, se han aprovechado de nuestra desorganización y falta de resistencia ante su afán conquistador, debido a las causas mencionadas. Al mismo tiempo, estamos seguros de que, si nos organizamos y tomamos la decisión de revertir la situación, lo podemos lograr. ¿Cómo? Fortaleciendo la fe de los católicos ante la agresividad de los grupos proselitistas y cuestionando a los que ya la abandonaron sin conocerla. ¿Una utopía? ¿Una tarea de titanes? Precisamente. En esto estamos y vamos a seguirle, digan lo que digan las aves de mal agüero.
Hoy en día nuestro papel consiste en alimentar la esperanza de los que no se resignan ante una derrota fatal, buscando una alternativa a los presagios de los profetas del derrotismo. En realidad, no faltan signos esperanzadores de parte de algunos que sueñan con algo diferente para la Iglesia: los miembros de las asociaciones y los movimientos apostólicos, una parte del clero realmente comprometida con la evangelización, muchos obispos y el mismo Papa Benedicto XVI.
En concreto, ¿qué podemos hacer ante esta situación? Antes que nada, tratar de sensibilizar al clero y a la vida consagrada acerca de esta problemática y después tratar de hacer todo los posible para alcanzar directamente a todo el pueblo en general para concientizarlo acerca de nuestra identidad católica y ayudarlo a tener una respuesta ante los ataques que le vienen de los grupos proselitistas.

Clero y vida consagrada
La primera tarea es la más difícil, puesto que el clero y la vida consagrada en este modelo de Iglesia representan los instalados, que gozan de más prestigio, ya tienen en que entretenerse y no quieren arriesgar con perder su estado de privilegio, metiéndose en una problemática que los rebasa por completo. No quieren perder lo seguro por lo inseguro.

De todos modos, algo se puede hacer y lo vamos a hacer:


1. Mediante nuestro material en campo catequético, cuestionar la preparación presacramental, que actualmente se ofrece a nuestros feligreses y luchar para que haya un cambio radical. Que sea totalmente bíblica, le dé seguridad ante el fenómeno del proselitismo sectario y sea acompañada por una vivencia de la fe.


2. Enviar nuestro material a los seminarios y centros de formación para religiosas, confiando en que alguien se dará cuenta de los objetivos que perseguimos mediante nuestra actividad (se trata de formar a los católicos y no de atacar a las sectas) y se unirá a nuestra causa.


3. Enseñar alguna materia en los seminarios y centros de formación para religiosas y laicos comprometidos para que, mediante investigaciones de campo, tomen conciencia de la realidad en que se encuentra nuestro pueblo y empiecen a ensayar nuevos métodos de evangelización para darle seguridad y llevarlo a una práctica cristiana más auténtica. Que no se trate de una enseñanza puramente teórica, en una perspectiva esencialmente filosófico-teológica, sino que mire directamente a enfrentar la realidad en que actualmente se encuentra el pueblo católico para superarla.


4. Promover la creación de un seminario piloto, en que se mire a la excelencia pastoral, más que a la excelencia académica.


Pueblo en general
Teniendo en cuenta la alergia que tiene el clero en general ante esta problemática, es evidente que, si nos limitamos a atender solamente a las parroquias que solicitan nuestros servicios o nos dan el permiso para trabajar (10-20% del total), nuestra acción se reduce a muy poca cosa, también por el hecho que los católicos practicantes son una minoría (5-10% del total). ¿Qué hacer, entonces, para ayudar al pueblo en general a no dejarse fagocitar por los grupos proselitistas? Rebasar las estructuras parroquiales para alcanzar a todos los católicos y ex católicos en su mismo ambiente, siguiendo una verdadera estrategia de tipo militar:
1.- Aviación.
Bombardeo constante mediante programas de radio y televisión.
2.- Artillería.
Acercamiento a la gente mediante congresos, conferencias o cursos, organizados por movimientos, asociaciones, parroquias o diócesis.
3.- Infantería.
Contacto personal con el mayor número posible de católicos y ex católicos, visitándolos casa por casa, barrio por barrio, pueblo por pueblo y ciudad por ciudad, utilizando aparatos de sonido y repartiendo todo tipo de literatura, casetes, videocasetes, CD y DVD, que lo ayuden a aclarar y profundizar su fe.
Que no haya ningún lugar en que se desconozcan por completo las enormes riquezas, con que cuenta la Iglesia Católica. Uno se queda con un tríptico, otro con un folleto, otro con un libro, otro con un CD, etc. La experiencia dice que a veces alguien aclaró sus dudas solamente por haber leído un folleto y escuchado un casete, que le ofreció algún amigo, vecino o conocido.

Un reto
Evidentemente no todos entienden esto. Para muchos, todo es cuestión de negocio. Por lo tanto, ven nuestra acción como una amenaza al sistema establecido, como si se tratara de entrar a la fuerza en su territorio para sacar ganancias, que de por sí no nos corresponden. Ni modo. Ven las cosas con el color de sus lentes.

Pero eso a nosotros no nos interesa. Para nosotros se trata de una misión, que tenemos que cumplir a cómo dé lugar, piensen lo que piensen los demás, pase lo que pase. En realidad, se trata de ayudar al pueblo católico a no dejarse confundir por los que tienen otras creencias y están tratando de conquistarlo con todo tipo de subterfugio. Al mismo tiempo, se trata de alimentar su fe con algo sólido, aunque se trate de migajas.

Si la competencia ha manejado este tipo de estrategia y le ha dado buen resultado, ¿por qué no la vamos a manejar nosotros?

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